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Hablo sobre diseño, branding y no-code.
¿Te acuerdas de Lost? Hay una escena que siempre se me quedó grabada. Jack, el prota, está al borde del pánico tras el accidente aéreo y dice algo que me marcó: “Deja que el miedo entre. Déjalo estar cinco segundos. Uno, dos, tres, cuatro, cinco. Luego, suéltalo.” Fácil decirlo, difícil hacerlo, ¿no? Pero cuando lo piensas, vivir, diseñar, trabajar… es un poco así.
Este año me sentí un poco como si estuviera en esa isla, en esa puta isla… Perdiendo el rumbo, dejándome arrastrar por miedos… y no siempre se iban al contar hasta cinco… Perdí tiempo, fuerzas y a veces ganas. Y también viví pérdidas más profundas, como un aborto que sacudió todo.
Perder es incómodo.
Duele. Pero también es la oportunidad de rediseñar desde cero.
De hacer borrón y cuenta nueva.
En el diseño, nos pasa algo similar. No hace mucho, recuerdo un proyecto en el que invertí muchas horas perfeccionando una idea que, al final, tuve que desechar por completo, porque la verdad es que no funcionaba. Y como pasa con todas las ideas, cuesta soltarlas, pero al hacerlo, siempre se encuentra algo mejor. Perder no es el fracaso que realmente creemos; es una invitación a simplificar, a quedarnos con lo que importa, a redescubrir el mensaje que queremos transmitir. Y revisar realmente si tenemos bien puesto ese “foco”.
En Lost, los personajes descubren que, en realidad, todo lo perdido estaba conectando con algo más grande, algo esencial fuera de su conocimento. Y, aunque no tenga todos los misterios de la vida resueltos (ni un final tan raro como el de la serie), puedo decir que este año me ha enseñado justo eso. Aprender a perder.
Porque perder te vacía, sí, pero también te da espacio para empezar de nuevo.
Así que, mientras cerramos este capítulo del año, quiero compartir este pensamiento: las pérdidas no son el final. Son como esa pausa incómoda antes de que algo grande pase. Son ese punto y aparte de un párrafo.
Gracias por estar aquí, por leerme y por compartir este viaje a veces personal, a veces profesional. Que el próximo año nos traiga claridad, fuerza para poder perder bien y muchas ganas para ganar mejor.