El diseño o las artes visuales siempre han girado en torno a un interrogante curioso. ¿Son elitistas o pertenecen al “pópulo”? Se trata siempre de la eterna división ilustrada entre artes mayores y menores, pero hoy vamos a hablar de otra cosa: Cómo la historia a veces se repite -un poquito-.
En el mundo del diseño y el branding, es fundamental comprender cómo los movimientos históricos han sentado las bases para las tendencias actuales. En este sentido, la comparativa entre el movimiento 'Arts & Crafts', encabezado por figuras como William Morris y John Ruskin en el siglo XIX, y la cultura maker contemporánea, ofrece interesantes perspectivas sobre la evolución del diseño. El movimiento 'Arts & Crafts' surgió como una reacción a la industrialización, abogando por la artesanía, la belleza en el diseño y la integración de la naturaleza en el arte. Este enfoque no solo buscaba una estética particular, sino que también abogaba por una reforma social, promoviendo la dignidad del trabajo manual y la producción de objetos con valor estético y funcional.
Por otro lado, la cultura maker actual comparte ciertos principios con 'Arts & Crafts', ya que se basa en el "hazlo tú mismo" (DIY) y utiliza tecnologías modernas como la impresión 3D, la electrónica y la robótica para crear y modificar objetos, y esto se ve claramente con el no-code, que para desarrollar productos digitales no necesitamos concretamente saber lenguajes de programación. Este movimiento valora la creatividad, la colaboración y el aprendizaje a través de la práctica, y a menudo se asocia con la innovación y el emprendimiento.
Si bien ambos movimientos comparten la valoración de la artesanía y la creatividad individual, difieren un poco en su enfoque hacia la tecnología, aunque creo que no están tan distantes. Mientras que 'Arts & Crafts' se centraba en las técnicas tradicionales y la mano de obra, la cultura maker integra nuevas tecnologías y comparte conocimientos a través de plataformas digitales.
Aunque es cierto que el siglo XIX, la introducción de nuevas tecnologías marcarían la llamada Revolución Industrial, plasmada en la primera Exposición Internacional de Londres de 1851, que generó tensiones sociales de todo tipo y revueltas que ya comenzaron en 1813 con los luditas y el alzamiento de los artesanos tradicionales, sobre todo del textil, contra la introducción de los telares mecánicos.
Hoy entendemos el ludismo como un movimiento de desesperación antihistórico y por ello objetivamente reaccionario. Quizás muy parecido a las protestas que generaron multitud de guionistas de Hollywood por el aterrizaje de la IA. Pero ¿no estaba reflejando una insatisfacción profunda y duradera? A mediados de siglo, Marx y Engels formularían de manera más metódica el tema de la alienación del trabajo industrial, la inquietud venía de antes pero esto es otra historia.
No obstante, al analizar estos movimientos, podemos aprender claves para el futuro del diseño. 'Arts & Crafts' nos recuerda la importancia de la sostenibilidad, la ética en la producción y la valorización del trabajo manual, principios que siguen siendo relevantes en la actualidad. Por otro lado, la cultura maker representa una evolución de estos principios, adaptándolos a la era digital y abriendo nuevas posibilidades para la personalización y la innovación. En el ámbito del branding y el diseño, esta comparativa también ofrece insights significativos: La autenticidad y la narrativa que “William Morris and company” aportó a los productos pueden inspirar estrategias de branding actuales, mientras que la capacidad de los makers para adaptarse rápidamente a las necesidades del mercado y personalizar productos ofrece nuevas oportunidades para las marcas, como por ejemplo está haciendo actualmente el no-code.
Al comprender y apreciar estas influencias históricas, podemos forjar un camino innovador y sostenible para los nuevos perfiles profesionales y las estrategias de branding, donde al final el espíritu inconformista de ambos movimientos comparten el mismo espíritu.
👂🏼 ¿Y tú, que piensas?
Si bien ambos movimientos comparten la valoración de la artesanía y la creatividad individual, difieren un poco en su enfoque hacia la tecnología, aunque creo que no están tan distantes. Mientras que 'Arts & Crafts' se centraba en las técnicas tradicionales y la mano de obra, la cultura maker integra nuevas tecnologías y comparte conocimientos a través de plataformas digitales.
Aunque es cierto que el siglo XIX, la introducción de nuevas tecnologías marcarían la llamada Revolución Industrial, plasmada en la primera Exposición Internacional de Londres de 1851, que generó tensiones sociales de todo tipo y revueltas que ya comenzaron en 1813 con los luditas y el alzamiento de los artesanos tradicionales, sobre todo del textil, contra la introducción de los telares mecánicos.
Hoy entendemos el ludismo como un movimiento de desesperación antihistórico y por ello objetivamente reaccionario. Quizás muy parecido a las protestas que generaron multitud de guionistas de Hollywood por el aterrizaje de la IA. Pero ¿no estaba reflejando una insatisfacción profunda y duradera? A mediados de siglo, Marx y Engels formularían de manera más metódica el tema de la alienación del trabajo industrial, la inquietud venía de antes pero esto es otra historia.
No obstante, al analizar estos movimientos, podemos aprender claves para el futuro del diseño. 'Arts & Crafts' nos recuerda la importancia de la sostenibilidad, la ética en la producción y la valorización del trabajo manual, principios que siguen siendo relevantes en la actualidad. Por otro lado, la cultura maker representa una evolución de estos principios, adaptándolos a la era digital y abriendo nuevas posibilidades para la personalización y la innovación. En el ámbito del branding y el diseño, esta comparativa también ofrece insights significativos: La autenticidad y la narrativa que “William Morris and company” aportó a los productos pueden inspirar estrategias de branding actuales, mientras que la capacidad de los makers para adaptarse rápidamente a las necesidades del mercado y personalizar productos ofrece nuevas oportunidades para las marcas, como por ejemplo está haciendo actualmente el no-code.
Al comprender y apreciar estas influencias históricas, podemos forjar un camino innovador y sostenible para los nuevos perfiles profesionales y las estrategias de branding, donde al final el espíritu inconformista de ambos movimientos comparten el mismo espíritu.
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